A finales del siglo V a.C., siguiendo el ejemplo de los griegos, los populares baños romanos incorporaron salas frías llamadas "Frigidariums", donde los bañistas terminaban su circuito tras pasar por salas calientes como el baño de vapor o la piscina caliente. Conservamos estos rituales de antaño, plenamente convencidos de los beneficios que la terapia de contraste tiene para la salud. No sólo es buena para la piel, sino que también aumenta el metabolismo, el flujo sanguíneo y estimula el ensanchamiento y estrechamiento de los vasos sanguíneos. Se recomienda limitar su uso a no más de 2 minutos.
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